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miércoles, 27 de abril de 2016

REMEMBRANZA

En la urbanización El Rosario en Mijas Costa había un gran paseo entre los bosques que llevaba a un camping, el camping costaba 400 euros y yo me daba cuenta de que disponía de ese dinero para el mes de septiembre, pues yo estaba con mi familia en un chalet pero con mi dinero me podía quedar un mes más. El problema era que no tenía más dinero que para pagar el camping y luego me faltaría comida y de beber y de fumar. Creo que fue porque me faltara de fumar por lo que no cogí el camping en septiembre y luego estaba el problema del billete de regreso de vuelta a mi ciudad de origen, así que eran varios problemas ya: no tener comida, no tener que beber, no tener que fumar y no tener billete de vuelta. Sin embargo estuve pensando largo rato cómo podría organizarme, se me ocurrió que podía pedir comida a amigos y pescar en el mar y luego recoger colillas del suelo para migarlas en un papelillo y poder fumar. A una caña siempre me invitarían los amigos pero no tenía dinero para el autobús para ir a verlos, ellos podrían venir a verme a mi...¿Y qué hacer sin dinero ni comida durante todo el día y así durante un mes? En el fondo era una locura pero podía haberlo hecho, había hecho cosas peores, sin duda era la mayor aventura de mi vida quedarme en el camping...¡No lo hice por miedo a quedarme colgado! En el fondo quizás me hubiera podido buscar un trabajo y quedarme a vivir en el camping. La idea era tan peregrina que no la compartí con nadie ni la dije en mi casa pero estuve pensando toda una tarde en quedarme en el camping...¿Me hubieran dejado dinero? En esos momentos claro que no...¿Y cómo regresar a mi ciudad de origen? No tenía ningún sentido.

Por la noche en la urbanización El Rosario cantaba una lechuza y yo me comunicaba con ella y me encantaba escucharla, en otras ciudades y en otros países también había escuchado una lechuza por la noche, para mi fue el verano de la lechuza, escucharla todas las noches era algo mágico.

Me despertaba a las nueve de la mañana a escribir mis artículos y todos los artículos los escribía a las nueve en punto y al compartirlos por Facebook y Google Plus decía siempre "El artículo de las nueve" y me sentía satisfecho de haber trabajado, me acostaba yo siempre a eso de las once de la noche y no salía a esas horas a ninguna parte, pero por la tarde me bajaba a los bares y desde los bares una vez, en una cabina cercana, llamé a mi psiquiatra y estuve hablando un rato con él, se alegró de que estuviera bien, sabía que le debía dinero pero le conté mi situación y lo comprendió y ahora o tengo con él una deuda de 300 euros o me la ha perdonado, porque el caso es que nunca volví a saber nada de él después de esa llamada. Era muy buena persona.

Todo ésto ocurrió en el mes de agosto del verano del año 2014, yo todavía tenía la barba negra y no me habían salido canas todavía y además el pelo de la barba lo tenía duro y negro y espeso y luego en un par de años se me puso ralo y blanco, envejecí muchísimo y me afilié a la cofradía de las barbas canosas.

Algo pasó con mi tarjeta bancaria, me deshice de ella, la corté en cachitos y la tiré por un sumidero, creo que me dio una paranoya con mi tarjeta bancaria y desde entonces no he vuelto a tenerla.

Me encontré unas gafas en la playa que costaban 90 euros y mi hermana me las compró por diez y con esos diez euros y algo que me prestaron cené en un restaurante hindú con mis amigos. Fue una buena noche. Esa noche llegué a media noche a mi casa, la vez que más tardé regresé.

No sólo me encontré unas gafas, también me encontré una moneda de dos euros y me compré dos latas de cerveza en un supermercado y una tarde me encontré un billete de cinco euros tirado en la calle de la urbanización y me tomé una cerveza Guinnes y le pedí al camarero que me hiciera una foto bebiendo, el camarero era mucho más alto que yo y en la foto que me hizo parezco enano y cabezón, aún así la compartí en el Facebook.

La Guinnes costaba 4.50.


Recuerdo que estaba entonces bastante delgado.

Mi jefe me pagó una vez 30 euros y otras dos veces 30 euros también, iba al banco de Marbella y me sacaba los 30 euros íntegros y me quedaba por el pueblo tomando unas cañas y luego volvía en autobús todo contentillo. La verdad es que aquel verano mi jefe me pagaría cómo unos 100, 150 euros y con eso tiré todo el mes de agosto porque tenía comida y techo en el chalet de mis padres que era alquilado. La mayor parte de la veces me compraba latas de cerveza que me bebía en la playa y también viajé a ver a unos amigos pero el billete de autobús era sólo uno con veinte y llegabas en 24 minutos.

Yo estaba a 24 minutos de donde vivían mis amigos y alguna vez que otra hice el trayecto andando por la playa y entonces tardaba 45 minutos caminando bajo el sol.

Esa caminata me agotaba y luego no tenía fuerzas para nada más así que siempre que podía cogía el autobús.

Estuve aquel verano de bastante buen humor, y eso fue lo mejor y más importante.

A los dos días de irnos la urbanización se quemó por completo y salió en las noticias, mi madre había soñado que sucedería eso y yo también había soñado lo mismo. Mi madre y yo habíamos soñado a la vez que la urbanización se quemaba y luego sucedió tal cual. Nos impresionó un poco a todos. Pasó tal cual lo soñó mi madre y parecido a lo que había soñado yo.

Entonces me di cuenta de que el psiquismo que yo tenía me venía de mi madre.

Pensé si sería por eso por lo que me volvía loco a  veces o por lo que me había vuelto loco.

Una vez vi bajar una figura negra del cielo y meterse en la piscina, me di cuenta de que estaba teniendo una alucinación derivada del cansancio y la luna y me acosté a dormir, algo impresionado. No recuerdo muy bien cómo fue pero no estaba asustado, y si de alguna manera conmovido. Tal vez fuera un hada o un elfo o una ondina.

Ese verano escribía historias de amor en un blog que decoré con un automóvil de bella factura, eran historias de amor muy profundas en un blog que me abrí con una cuenta de hotmail. Un día escribiendo me dio una paranoya y lo dejé, me estaba cargando mucho psíquicamente, las historias eran buenas pero muy tristes y yo prefería que no se supiera quién era el autor. No sé qué me pasó pero una noche escribiendo me sentí fatal y abandoné el blog y no volví a abrirlo y ahora ni siquiera recuerdo cómo lo titulé, está perdido en la Red entre montañas y montañas de información y ya lo he olvidado. En un principio escribía para desahogarme pero luego algo me pasó, quedé muy afectado al leerme a mi mismo y tuve que dejarlo, me sentía fatal. No recuerdo bien qué me pasó pero pasé mala noche aquel día, una sensación muy desazonante y descorazonadora.
Sin embargo recuerdo que una de las historias debería haberla guardado porque era genial y estaba muy bien escrita, aunque fuera el relato de un loco.

Luego enloquecí y me pensaba que me estaban hakeando las cuentas del móvil y que tenía un haker que quería hacerme daño y que había bloqueado todas las cuentas de mi correo hotmail, mi cuñado me ayudó a tranquilizarme pero yo pensaba que había alguien por ahí en la red que quería perjudicarme y durante un tiempo pensé que alguien me espiaba y me perseguía por la calle y miraba las caras de la gente cuando pasaban junto a mi dentro de sus coches, por si reconocía a alguna persona pero todo fueron imaginaciones mías.

Estaban terminando las primaveras árabes y yo pensaba de todo, desde que me acechaban terroristas islámicos hasta que un admirador de una amiga mía se había puesto celoso conmigo y había contratado a alguien para perjudicarme.

Así fue cómo tuve al menos tres paranoyas ese verano, pero estaba medicado y lo que pasaba es que me había tirado tiempo sin tomar la medicación aunque ahora la estuviera tomando y por eso me daban neuras y paranoyas, también a veces me encontraba sin saber por qué de un terrible más humor y todo era porque me había estado quitando la medicación dos años.

Paseaba por la calle pensando que yo era el objetivo de un grupo extraño o terrorista y pensaba que en cualquier momento me podían matar. Sin embargo no hice ningún comentario para que no me subieran la medicación y se me pasó con el tiempo.

El caso es que mis cuentas de hotmail nunca más las pude volver a abrir.

Recuerdo el sabor de la cerveza ese verano en un parque en el que tiraban basuras pero la suciedad cómo que te hacía compañía. Allí entre la suciedad de ese parque al que por marrano no iba nadie me tomaba las cervezas que me compraba en el supermercado en vez de tomarlas en la playa porque así al menos estaba a la sombra de los frondosos árboles con mis pantalones de ciclista y mis gafas de sol. Me sentía protegido en aquel lugar y me hacía fotos, las cervezas del super estaban calientes pero me daba igual porque era cómo beber vino entonces, recuerdo que me bebía una cerveza y me sentaba cómo una copa de vino y no sólo por la temperatura.
En el supermercado había un chino al que una vez unos hombres extraños le quisieron invitar a una fiesta y el naturalmente declinó la invitación.
Yo sentí mucha maldad en aquellos hombres que invitaron a su fiesta al chino, el chino que no era tonto muy tranquilamente y sin esfuerzo les dijo que de ninguna manera iba a pasarse por su fiesta.
Hay gente muy rara en la costa del sur de Europa y del sur de España, lo mejor es no confiarse.

Recuerdo cuando me bajé por el paseo urbanizado de El Rosario y en la parte baja vi en restaurante hindú y allí estaba Parvitz trabajando y me saludó y se extrañó de verme, habíamos coincidido en aquel lugar de vacaciones, yo estaba justo en la urbanización donde él tenía su restaurante hindú.
Me hizo ilusión verle y más ilusión me hizo descubrir un supermercado que abría hasta las diez de la noche y donde me podría comprar mis latas de cerveza. Muchas veces viajaba en autobús desde aquel lugar-urbanización-pueblo de la costa del sur de España donde vivía mi amigo David y al llegar antes de las diez de la noche tenía algo de dinero para comprarme unas latas pero una vez recuerdo que tenía dinero para unas cañas y me metí en una pequeña venta que había cercana a la urbanización y me tomé dos cañas que me supieron a gloria y cuando tenía dinero me iba hasta el bar irlandés del otro lado de la carretera y allí me sentía bien aunque un poco culpable por gastarme tanto dinero y cada vez que iba a ese bar irlandés me hacía fotos que me las subía al Facebook y la mayor parte de las veces que fui no había nadie porque era realmente un bar nocturno aunque abriese por la tarde y yo iba por la tarde y a las seis o a las siete me tomaba una Guinnes y por lo general estaba yo solo o con un par de personas a lo sumo. Creo que por la noche se animaba bastante pero por la noche nunca fui.

El verano del 2014 fue un buen verano, me pillaba la urbanización donde veraneaban Charlie, Arturo, el jabacuc y David a tan sólo 24 minutos o 25, y también estaba Jaime con el que me fui de pesca un día y me presentó a su nueva novia que era diez años más joven que él.
También pude ver a Marta en la playa y hablar con ella y me decía que me encontraba muy bien y yo venía sin embargo de haberme pasado cuatro años completamente loco pero ya me estaba medicando y estaba mejor.
Un día creo que me puse a hablar con Marta de mis sensaciones más íntimas y entonces ella se dio cuenta de que andaba todavía un poco mal y en medio de una paranoya que me dio estuve quejándome de mi suerte y yo la vi a ella llorar un poco preocupada porque sabía que estaba pasando por un mal momento, a pesar de todo me dijo ella que me encontraba bien pero lo cierto es que estaba preocupada y aquella tarde que me desahogué con ella se percató de que tenía muchos agobios. Yo me estaba curando mentalmente pero todavía no estaba bien y sin embargo excepto Marta y mi familia nadie lo notó

Por la tarde quedaba con el jabacuc en la playa de los belgas y me iba andando por la playa y tardaba 45 minutos, se me hacía eterno y mientras miraba la playa pensaba que esto no lo tenía yo todos los meses del año y procuraba disfrutar del paseo.

No entiendo muy bien a qué se debían mis adicciones que realmente eran mínimas porque con tres o cuatro cervezas al día ya estaba listo, pero al pasar por un karaoke que había para extranjeros muy lujoso en la urbanización me di cuenta de que yo no iba a entrar jamás allí ni a tomar un café y todos los días pasaba junto al karaoke y sabía que aquel lugar no era para mi y de esa forma en todo el verano no entré, escuchaba la música que salía del pub al pasar pero nunca entraba y así de esa forma me iba hasta el super a comprarme mis latas con unos céntimos y me daba cuenta de que realmente yo era muy pobre y que mi problema principal no era que me tomara tres cervezas al día sino que no tenía dinero ni un trabajo bien pagado ni una casa propia ni una vida propia. Yo era el típico veraneante pobre y sentía lástima de mi a veces mientras las hormigas recorrían el teclado de mi ordenador personal.

Cuando sea rico haré mejor las cosas o las haré de otra manera, sé que un día estaré muy bien de dinero, no sé cómo lo sé pero lo sé.

Recuerdo que había unos pisos pobretones ante la entrada de la urbanización con gente muy humilde viviendo en ellos, andaluces sobre todo y pensaba que por lo menos ellos tenían en una casa en un lugar con un clima privilegiado y que vivían allí todo el año trabajando de obreros o de camareros o de reponedores en los supermercados. Personas que llevaban una vida sencilla y a las que les construyeron detrás una urbanización de lujo, tenían un descampado de tierra para aparcar los coches así que también tenían coches. Es decir, no eran pobres, tenían lo suficiente. Lo que pasaba es que vivían ante la opulencia de muchos. Yo me hubiera conformado con esa vida sencilla y al pasar por los pisos pobretones imaginaba que tenía una vida allí y una estabilidad y una familia y un trabajo y algo de dinero para mis vicios...me sentaba en el banco que daba a la parte de atrás de aquellos pisos y veía entrar y salir a gente muy humilde e imaginaba sus vidas y concluía que en el fondo ellos tenían mejor suerte que yo.

Recuerdo también que mi hermano y yo un día fuimos detrás de mi padre a pedirle perdón por algo y yo le pregunté sobre si iba a haber una tercera guerra mundial.
--Sí--me dijo--y luego señalando a mi hermano:-- y tú morirás--y luego señalándome a mi:--y tú morirás.
Y luego añadió:
--Pero tu morirás rodeado de tu famila y tus seres queridos y no te dejaremos solo
Se refería a mi por lo que supe enseguida que mi hermano iba a morir de repente y quizás en algún lugar desconocido.
Y también supe que llegando la tercera guerra mundial yo iba a morir de enfermedad y acompañado.
Así que concluí que me quedaban cinco o seis años de vida desde el 2014.
Eso me hizo beber un poco más aquellos días y pensaba en mi muerte, en cómo sería. Seguramente un cáncer por fumar desde los 16 años. Tampoco el alcohol ayudaba.
También podría tener problemas de riñón, puede que los riñones me dejaran de funcionar.
Algo así pensaba. Pensaba en mi muerte y menos en la muerte de mi hermano a quién envidiaba secretamente pues iba a morir de manera súbita y sin darse cuenta. Le pedí a Dios que cambiara el destino de mi hermano por el mío, pero fue un acto muy egoísta...¿Tenía miedo? Estaba desconsolado pero no tenía miedo y sabía que el mundo se acercaría a su fin y quizás eso ya no lo vería.

Y cuando empecé a beber más me acordé del sabor del Nurofén por las mañanas cuando en aquella urbanización-lugar-pueblo del sur de Europa y de la costa del sur de España, me emborrachaba con copas y copas con mi amigo David, Fede el Jaime y Arturo ( y Charlie ) y al día siguiente tenía una leve resaca que se me pasaba rápido con el Nurofén 600 que me tomaba antes del desayuno. No sé por qué volver a beber algo más, aunque por supuesto no copas ni vino, me hizo recordar todos aquellos Nurofén 600 que me tomaba con resaca cuando tenía 23 o 25 años o menos incluso. Nunca fui muy resacoso pero siempre había bebido una enormidad y llegaron a mi recuerdos del Nurofén 600 y me di cuenta de que siempre había tenido buena salud y que eso había sido una suerte y que incluso beber mucho no me dejaba tocado al día siguiente aunque si que es cierto que alguna vez pasé por ciertos estados depresivos.
Sabía a menta y era tomarlo y revivir y recomponerte, una sensación muy agradable.

Luego trabajar textos con un poco de alcohol, abrirse un par de latas de cerveza y empezar a escribir. luego dejar que fluyan las palabras y eso para mi era la felicidad, escribir. Escribir con un poco de alcohol y antes con más, escribir algo colocado. Y con la cerveza venían mis recuerdos de más cerveza y sobre todo los recuerdos de beber cerveza por la mañana en verano y el sabor de la cerveza cuando me piraba las clases del instituto, el sabor de la libertad. Beber a sorbos rápidos y dejar que todo el sabor inundara la boca y saber que es un perfume fresco el que se derrama en tu cuerpo y por tu alma. Y ser feliz así y luego cambiar y cambiar. Luego un nuevo estado de ánimo distinto, diferente. Más cerveza luego, querer beber más cerveza luego y a veces conseguirlo....¿Y sobre qué escribía ese verano? Eran relatos de amor por eso me daba vergüenza firmarlos con mi nombre y los tenía en un blog escondido que luego perdí, el amor te hace débil...  Siempre he pensado eso, que el amor te hace ´débil y te hace sufrir y que hay que aprender a valerse por un mismo y sobre todo a estar solo y a no depender emocionalmente de nadie. Y para eso estaba el alcohol, para tener más fuerza en la soledad y para eso era tan necesario. Quizás me equivoque pero la sensación de estar enamorado merma y debilita y sobre todo te hace sufrir. De alguna manera es una pérdida de libertad pero a veces uno no puede elegir.

Hay algo que tengo presente: cuando veíamos las lluvias de las Perseidas, los meteoritos que caían en la playa, no tomábamos alcohol ninguno. Me gustaría hablar sobre la maravilla del anchuroso espacio pero no tengo palabras, estar y ser uno con el cosmos. Aquellas noches en la playa de aquel lugar-urbanización-pueblo con treinta años o menos viendo la lluvia de meteoritos...¡Y nadie bebía! Estábamos en la playa el Jaime y el jabacuc y David y creo que Charlie y sus novias y mirábamos las estrellas y nadie bebía y nos pasábamos así cuatro o cinco horas mirando al cielo sin necesidad de tomar alcohol. Es mi recuerdo de hacer algo con los amigos sin necesidad de beber además por supuesto de hacer deporte. Y disfrutábamos mucho con la lluvia de estrellas de las Perseidas, sin necesidad de alcohol. Así que se puede disfrutar de la vida sin beber. los cuatro años que había estado fuera de casa viviendo por mis medios y de pensiones realmente bebí mucho y eso me perjudicó. Por eso el recuerdo del espacio, del cielo abierto y claro y cuajado de estrellas por la noche, me acompañaba cómo diciéndome: "¿No ves que se puede ser feliz sin necesidad de beber?" y cuando quería revisar mi vida y veía todo lo que había bebido desde que tenía uso de razón a excepción de 2007 al 2010 que estuve tres años enteros sin probar una gota de alcohol y me aburrí mucho. Había conseguido reducir el alcohol que tomaba a tres cervezas diarias pero a veces bebía más y tomaba incluso seis, sobre todo si era fin de semana. Es decir: me seguía emborrachándome. Me imaginaba que eso tenía que acabar algún día y revisaba mi vida para estar más sano y tener más salud y por eso traía a mis recuerdos las diversiones que viví sin necesidad de beber, y eran unas cuantas...

Pero no tomaba drogas, ni copas ni vino...

Ahora si mirásemos el cielo podríamos ver al planeta Nibiru acercándose a la Tierra y provocando tsunamis y terremotos, el fin del mundo estaba llegando. Quizás no era más que una excusa para no dejar de beber...¡Y también para no buscar trabajo!

Salir con unas monedas, saber que te vas a tomar unas cervezas, eso es para mi la felicidad.
Ser feliz con muy poco, con unas pocas monedas para unas pocas cervezas compradas en un chino, realmente eso me hacía muy austero, la familia no me daba dinero y yo me tenía que contentar con lo que ganaba trabajando haciendo mis artículos y al final lo pasaba bien, pero lo mío para mucha gente no son más que penas y miserias.
Administrarse el dinero para tener al menos un par de cervezas al día, eso era para mi una prioridad.


Después, en la primavera del año 2016, tuve buenos momentos sentado en un banco en una urbanización de Castilla tomando cervezas y me fui a un pueblo cercano y me compré tres cervezas en un supermercado y me las bebí en un banco que miraba hacia la carretera. Realmente economizaba mucho comprándome cervezas en los supermercados, por 72 céntimos me compraba tres cervezas y me sobraba dinero y bastante para otras cosas y de esa forma podía beber todos los días aunque de vez en cuando me acercaba a un quiosco donde las cervezas estaban a 90 céntimos y también me tomaba tres pero al menos eran cervezas frescas y de calidad. Todo aquel tiempo de la primavera del año 2016 cuando empezaba a hacer buen tiempo lo pasé bien y enlacé varios días de bebercio en los que estuve muy entretenido, miraba entonces hacia un parque en el que antes hubo un árbol pero enfermó y lo tuvieron que trasladar de sitio. Yo miraba el espacio que había dejado el árbol y me acordaba de él y entonces pensaba en lo mucho que ese árbol me había hecho compañía cuando no estaba enfermo, se lo llevaron a una especie de hospital de árboles y lo arrancaron de raíz, pero el caso es que el árbol nunca regresó y yo pensaba que de alguna forma había perdido un amigo. Me gusta estar en cierta manera en contacto con la naturaleza, con el mar, los ríos, los afluentes y los árboles y el campo, pero todo siempre en compañía de mis inseparables latas de cerveza y sin embargo cuando llegué a aquel pueblo de Castilla no me senté en un parque porque había mucho ruido sino en un banco al lado de la carretera y veía circular los coches, estuve más tranquilo y lo pasé bien.

Antes de todo ello y después de verano del 2014 llegó el verano del 2015 y sin embargo el verano del 2012 y del 2013 no fui a ningún lugar de vacaciones. Fueron los años en los que no me tomaba la medicación y estuve perdido por ahí, por pueblos de Castilla y por Palencia, León y Salamanca. Sin embargo en 2011 estuve quince días en Granada, pues me pensaba quedar a vivir allí...estuve de pensiones y comí muy poco y daba vueltas y vueltas por la ciudad y me encantaba todo lo que veía. Desde aproximadamente finales de 2010 hasta el verano del 2014 estuve sin tomarme la medicación y estuve cómo una moto, intentaba dejarla por mis medios recurriendo a terapia pero mi cuerpo se había hecho adicto a la medicación y tardé 4 años en asumir que ya no podía dejarla. Cuatro años en los que en realidad estuve muy enfermo mentalmente y por eso acabé en un albergue de caridad, entre otras cosas. Jamás he tenido tanto empuje y tanta energía, vaya eso por otro lado. También conseguí en aquellos tiempos vivir por mis medios y de pensiones. En el fondo cuatro años de aventura sobre los que ya he escrito pero sobre los que algún día escribiré en serio.

Seguía con mis tomas de cerveza en la primavera del año 2016 y la última vez que entré en un super y me compré latas de cervezas y me gasté casi 80 céntimos me dejé otros 80 céntimos para el día siguiente y así gastándome menos de un euro al día podía beber siempre. Esta vez me quedé a la sombra en una parada de autobús y me quedé más fresco pues hacía mucho calor. Las latas se ponían malas en los últimos tragos y sabían a hierro y era algo que ya me había pasado otras veces que los últimos tragos de las latas saben mal. A veces no me daba cuenta pero esa vez me la di y vacié un poco el contenido de la lata en un parque antes de tirarla a la papelera. Pensaba si podría vivir toda la vida así, con 80 céntimos para tres latas al día y dejar que eso fuera toda mi felicidad y pensaba cómo era posible que hubiera llegado a una situación en la que me única alegría era tomarme tres latas de cerveza al día y no recordaba cuándo había hecho otras cosas diferentes para ser más feliz y tenía entonces y así lo sentía un bloqueo mental bastante fuerte y no sabía bien cómo reaccionar ante mi propio íntimo tribunal y me juzgaba pero no quería hacerlo. Temía que con el tiempo me llegara a sentir culpable sólo por tomarme tres cervezas al día y nada más. Era cómo si estuviera esperando un cambio en mi vida que no llegaba nunca después de los años malos del 2010 al 2014 en los que estuve cómo una cabra. Ahora me tomaba unas vacaciones de mi mismo y si no estaba mal sentía que tampoco estaba bien.

La sensación que tenía es que ya había vivido mucho tiempo y que estaba cansado de existir, era una sensación agobiante. Realmente habían pasado demasiadas cosas en muy pocos años y ya se sentía uno harto y cansado. Lo verdaderamente que quería era estar solo, la mayor parte del día lo que quería era estar solo, aislarme, no tener contacto con nadie. Estar solo era todo lo que pretendía y vivir solo sin compartir piso y estar mucho tiempo en soledad. No me soportaba a mi mismo y no soportaba a nadie tampoco y era conmigo con quién tenía que estar en compañía. De alguna manera no me encontraba a gusto en mi piel y eso era una desazón y un peso que llevaba a cuestas todo el día aunque por lo general dormía bien. Cansado de vivir me encontraba pero realmente era cansado de vivir la vida de precariedad y penurias que llevaba, me armaba de valor pero a veces desfallecía y un día y otro se abrían en mi camino y empecé a sentir que nada tenía sentido y eso me envolvió en una especie de oscuridad y esa oscuridad me hacía fuerte. Vivía sin un propósito, sin ninguna ilusión. Por inercia.

Recuerdo cuando iba andando hacia el banco de La Flecha, un pueblo de Castilla, y ahí cobraba mis diez euros diarios y me compraba tabaco y me tomaba dos cañas y me sentía bien. Luego quitaron ese banco. Lo mismo me pasó con el bloguero Muelas Gaitán al que seguía todos los días, de repente en un momento dejó de escribir sus entradas y yo me sentí muy triste. Parecía que todo lo que me hacía ilusión acababa saliendo mal. Me hacía ilusión quedar con mi amiga Rosa y un día no la volví a ver. Me hacía ilusión quedar con mi amiga Ana, y un día no la volví a ver. Me hacía ilusión ir andando a La Flecha a por dinero y un día quitaron el banco. Me hacía ilusión quedar con mi amigo Luis y con mi amigo Manuel y con mi amigo Fer y un día ya no les volví a ver. Había perdido muchos amigos y amigas y me encontraba solo y el simple hecho de que me gustara un blog hacía que luego el blog desapareciera y me sentía cómo maldito y con muy mala suerte pero sabía que Dios tendría un plan mejor para mi y esa era mi esperanza y mi fe, que Dios tuviera un plan mejor para mi. Sólo tendría que esperar.
Y sobre todo me hacía ilusión veranear en la casa de aquel lugar-pueblo-urbanización del sur de España y de la costa del sur de Europa y un día dejó de existir esa casa y dejaron de existir esas vacaciones. Lo había perdido todo. Me hacía ilusión vivir en mi casa solo y también perdí la casa. Me hacía ilusión recibir de vez en cuando dinero de mi familia y también perdí ese privilegio. En muy pocos años había perdido muchas cosas materiales y muchos amigos y amigas. Era cómo si el mundo se estuviera destruyendo a mi alrededor, cómo si hubiera estallado una bomba atómica y lo hubiera consumido todo. Yo había veces en las que ya no podía más. Estaba harto.
Lo peor era que nadie parecía darse cuenta de mi situación, todos tenían sus propios problemas.
Así que me encontré un día sin trabajo, sin dinero, sin amigos, sin casa propia, sin casa de vacaciones, sin novia, sin la comprensión de mi familia, sin ganas de vivir, sin ilusiones, sin fuerzas, sin mi talento para escribir y sin futuro ni expectativas. No podía soportarlo, vivía por inercia y mi única ilusión era tomarme tres latas de cerveza en la tarde y ver internet. Pero sabía que incluso un día internet desaparecería.
Me sentía muy desgraciado.
El planeta Nibiru se acercaba a la Tierra provocando tsunamis y terremotos, también estaba en ciernes una tercera guerra mundial. Así que las cosas podrían ponerse peor...o no. Nunca hay que estar seguro de nada.
Pero si quiero vivir tendría que trabajar. Eso lo sabía bien yo de sobra, que si quería vivir realmente tenía que trabajar en algo. Tener un trabajo sería mi salvación, significaría dinero y capacidad para alquilarme alguna cosa y vivir a mi aire y eso redundaría en mi buen estado de ánimo. Tendría que buscarme un trabajo bien pagado si quería ser feliz, esa sería la solución y lo sabía así que sólo tenía que ponerme manos a la obra y buscar trabajo activamente.


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